Alas de un águila
Las alas del águila son una parte esencial del ave con unos tamaños de hasta dos metros de envergadura. Además, son una de sus señas de identidad en reposo y, del mismo modo, espectaculares en pleno vuelo.
De hecho, las águilas volando pueden alcanzar velocidades de más de 300km/h con una velocidad media de 120km/h a una altura de más de 4 km.
Águila filipina con las alas recogidas.
Características
Águila crestada volando con las alas extendidas.
Las alas de un águila tienen la forma de ala de avión, lo que les permite la elevación de manera similar. El águila abriendo las alas muestra la intención del mismo a emprender un movimiento que pone en alerta a todos los seres vivos a su alrededor.
El posicionamiento de las plumas de águila está formado por dos capas distintas. Por ello, tanto las primarias como las secundarias, ayudan a agilizar el ala en los flujos de aire que se aproximan.
El tamaño de un águila con alas abiertas se denomina envergadura y puede superar los dos metros de longitud, como en el caso del águila arpía, el águila marcial o el águila calva.
Finalmente, las plumas situadas en la cola sirven como timón y estabilizan el movimiento de vuelo.
Águila pampa volando.
Partes del ala del águila
El ala de un águila parte de la formación y la unión de la hoja de escápula, característica de toda ave, con el coracoides.
En primer lugar, y uniendo los anteriores, se encuentra el húmero, que, siguiendo con el radio y el cúbito con el que hace unión, forman el mecanismo de movimiento y vuelo del ala de toda águila.
Inmediatamente después se encuentra el carpo y el metacarpo unido a los «dedos» del águila: la falange basal y la falange terminal.
De igual forma, estas falanges mantienen a las denominadas plumas de águila: de vuelo o primarias, las de apoyo o secundarias y las terciarias.
Velocidad del águila
La velocidad a la que vuela un águila como media es de es de 105 kilómetros por hora.
La velocidad máxima de un águila son 320 kilómetros por hora marcados por la gran velocidad del águila real.
Sin embargo, las cifras varían mucho dependiendo de cada una de los tipos de águila y tamaño.
Es por ello que algunas de ellas son muy lentas, y otras muy rápidas al contrario de otras especies que son más uniformes entre sí.
Busardo ratonero volando.
Durante el ataque a su presa, las águilas volando hacen caídas en picado a velocidades asombrosas, muy superiores a su velocidad de vuelo estándar.
En realidad, las águilas no vuelan tan rápido como otras aves rapaces, pero compensan la diferencia con su resistencia y la capacidad de volar durante largos períodos de tiempo, como el invertido en la migración.
El vuelo del águila
Las águilas vuelan de 3 kilómetros a 4 kilómetros de altura deslizándose durante horas sin descanso sobre corrientes de aire caliente.
Águila cafre volando alto en el cielo.
Las águilas volando usan las denominadas corrientes térmicas, que son flujos de aire ascendentes de aire cálido.
También se aprovechan de corrientes ascendentes generadas por el terreno, como los bordes de los valles o las laderas de las montañas.
De hecho, el vuelo del águila se logra con muy poco aleteo, lo que les permite conservar energía.
No obstante, los vuelos de migración de larga distancia se logra subiendo muy alto. Asimismo, entran en una corriente térmica para deslizarse a continuación hacia abajo para atrapar y unirse a la siguiente corriente, donde se repite el proceso.
Águila arpía volando.
Varias águilas volando juntas en una corriente se describe como una «caldera de águilas».
Águilas volando
En los hábitats que vive cada especie, es muy común ver águilas volando alto, en el cielo, en las montañas y sobre el mar. Sin embargo, a pesar de su pasión por el vuelo, el águila, por lo general, es un ave solitaria que sobrevuela zonas buscando a sus presas. De hecho, no es común ver águilas volando en parejas o grupos y si lo hace, es únicamente con otras águilas.
A continuación, se muestran algunas fotos e imágenes de águilas volando. Descubre más información pinchando sobre el nombre de cada una de ellas para acceder a su ficha.
Águila real volando.
Águila imperial en Madrid.
Vuelo del águila crestuda negra.
Águila calva volando.
Águila volatinera volando en el cielo.
Águila crestuda real sobre la selva.
Águila pescadora volando sobre el mar.
Águila esteparia migrando por Asia.
Pigargo vocinglero volando alto.
Pigargo malgache despegando.
Águila poma volando de frente.
Águila mora en vuelo con alas extendidas.
El águila en la nieve
El águila en la nieve no vuela. Únicamente vuela con lluvia pero no es nada habitual, y si lo hace, es por encima de las nubes para que no les afecte la humedad.
Pigargo Steller nevado en Japón.
La lluvia, la nieve o nubes muy bajas harán que las águilas estén en reposo hasta que las condiciones mejoren. Si las condiciones climáticas no son óptimas y el águila no puede sobrevolar las zonas cómodamente, tampoco puede preparar ataques en condiciones óptimas para sus presas.
Además, si las alas del águila se mojan, pierden mucha capacidad de vuelo ya que les consume mucha energía mover su gran cantidad de plumas mojadas.
Por ello, tratan de secar sus plumas antes de reemprender el vuelo.
Las plumas de águila son estructuras entrelazadas ligeras pero muy fuertes que protegen del frío y dan calor corporal al águila. Además, potencian el vuelo con hasta 7.000 plumas.
El águila puede ver hasta ocho veces más lejos que los humanos con un campo de visión de 340º. De hecho, su vista es considerada la mejor de todo el reino animal.
Las patas del águila con su terminación en las garras, es una parte del cuerpo fundamental. Es por ello que son consideradas su principal herramienta de caza.