La nieve al comienzo de Enero del año 2021 denominada Filomena, se convirtió por casualidad, en el mejor escenario para realizar fotografías del milano real en Zaragoza. Dan Blaj, y su amigo Enrique Ruiz, nos cuentan su bonita experiencia haciendo fotos del ave bajo la nieve.
Si eres de España y has oído hablar de Zaragoza, sabrás que es una ciudad muy llana en la que llueve poco y la nieve casi nunca hace su aparición.
Sin embargo, el 9 de Enero del año 2021, tras dos días nevando, la ciudad del Ebro amaneció con un manto blanco y un frío nunca antes visto.
Ese día, un servidor Dan, y mi compañero Enrique, nos pusimos manos a la obra y llenamos las mochilas con nuestros trípodes y cámaras. No sin antes protegerlos debidamente con numerosos plásticos y materiales impermeables.
Así, a primera hora de la mañana, nos dirigimos a la zona del vertedero de la provincia de Zaragoza. Este lugar es uno de nuestros parajes favoritos de la ciudad porque es muy común ver especies de aguilucho lagunero, busardo ratonero, milano real y milano negro.
Llegada a los posaderos del vertedero de Zaragoza
Al tratar de acceder a nuestro sitio habitual para poner los trípodes, nos dimos cuenta de que era imposible acceder debido a una cantidad inmensa de nieve. Por eso, tuvimos que caminar nada menos que 30 minutos bajo la nieve con todas nuestras mochilas y equipo.
Con todo esto, accedimos a una de las mejores ubicaciones que hemos tenido nunca. Y es que, nada más subir unos pequeños montículos de nieve, nos dimos de bruces con una de las imágenes más hermosas que hemos visto nunca. Allí, en pleno manto de nieve, se situaba un grupo de unos 7 u 8 milanos reales.
Debido a la gran cantidad de plumas que tienen, el águila en la nieve no suele volar (a excepción del pigargo de Steller) ya que la humedad que se concentra en ellas, les genera un peso y esfuerzo demasiado grande para alzar el vuelo.
Por esta razón, y seguramente debido a la probable falta de alimento y escasez de presas por el temporal, un gran grupo de milanos reales se situaban en un amplio paraje cubierto de blanco.
Seguidamente, abrimos nuestras mochilas y colocamos rápidamente y como pudimos los trípodes debido a un suelo extremadamente inestable. En realidad, ese «rapidamente» fueron casi 40 minutos de difícil colocación, en los que temíamos que los milanos pudieran irse.
Al contrario de nuestros temores por la pérdida de tiempo en establecer las cámaras y para nuestra sorpresa, un nuevo grupo de unos 5 o 6 milanos reales apareció ante nosotros. Así, entre idas y venidas de unos y otros, y con una sustancial mejora del clima, pudimos empezar a hacer lo que más nos gusta: fotos de aves.
La belleza del milano real
El milano real es una de las aves más coloridas, bonitas y con más matices que tenemos en la península, y la nieve elevó su colorido y belleza a un nivel superior.
Las plumas del águila, humedecidas por la nieve estaban bañadas de un brillo blanco que se acrecentó aún más cuando por fin salió el sol. Seguidamente, su cabeza blanca generaba el marco perfecto para las fotos sobre la tierra pintada con el manto blanco. Y, finalmente, su apacible semblante e inusual quietud, hizo que pudiéramos fotografiar al milano real a una cercanía de otra manera imposible de concebir.
No exagero si digo que algún ejemplar de milano real estuvo apenas a tres metros de nuestra posición, sin miedo alguno de nuestra presencia. Y, sin duda, este fue el momento ideal para obtener nuestras mejores imágenes.
Confieso que el milano real es una de mis debilidades como ave rapaz por sus colores, su temple y esa mirada firme siempre hacia el infinito. No es casualidad que la Diosa Isis utilizara su imagen o que la danza del vientre esté basada en esta clase de águila.
Una experiencia única haciendo fotos de águilas
Tras más de aproximadamente tres horas, teníamos la memoria de las cámaras con multitud de fotos del milano real. Sin embargo, ya era casi la hora de comer y los estómagos nos rugían. Además, teníamos el cuerpo totalmente helado y apenas podíamos sentir ya nuestras manos.
Desmontamos nuestro pequeño puesto improvisado de fotografía, y emprendimos la vuelta al coche con una sonrisa y compartiendo entre nosotros la experiencia vivida.
¿Mereció la pena? Cada minuto. A pesar del frío y el temporal, puedo afirmar que fue una de las mejores experiencias que he vivido realizando fotos. Y, en especial, fotografiando tan de cerca y con tanto detalle a un águila como el milano real.
Ojalá podamos ver algún día una imagen similar para poder capturarla con nuestros objetivos.
Años después, todavía tengo la imagen en la cabeza del milano real en la nieve de Zaragoza, y por suerte, el recuerdo en mis fotografías.
Descubre y conoce toda la información del milano real en su ficha de águila.
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