Juan del Águila (1541 –1603), también conocido simplemente como Juan Águila o Águila, fue un general español nacido en El Barraco, provincia de Ávila, España.
Se unió al ejército, sirviendo en Flandes, en el Mediterráneo luchando contra los turcos, y luego en Flandes una vez más, ascendiendo hasta convertirse en comandante de un regimiento. Después, volvió a España para adentrarse en varias misiones, concretamente en Irlanda.
Sus inicios
Juan del Águila vivió toda su infancia en su lugar de nacimiento, El Barraco. Desde pequeño y adolescente, en sus estudios el joven Juan mostró un gran interés y entusiasmo en todo lo relacionado con el mundo militar.
Fue así cuando, recién cumplida la mayoría de edad, se alistó al popular tercio de Sicilia. En principio, iba a ser un periodo temporal de aprendizaje militar en Italia. Sin embargo, el gusto de Juan del Águila por Italia, y su gusto por la enseñanza y cultura militar, se convirtieron en nada menos que 24 años viviendo por la zona.
Entre sus actuaciones en Italia destacan: la conquista del Peñón de Vélez, la defensa de Córcega, su servicio en Flandes con la victoria en la batalla de Mook y la conquista del castillo de Tornhout.
Regreso a España
Tras todos años de servicio militar continuo, regresó a España donde debido a su gran experiencia adquirida en Italia, fue nombrado comandante de la fuerza española.
Así fue como Don Juan del Águila, se convirtió en el líder de entre 4.200 y 5.000 efectivos cuyo primer gran evento bélico fue en Bretaña, 1590.
Batalla y conquista de Bretaña
Aparentemente, el ejército comandado por Juan del Águila fue enviado para ayudar a las fuerzas católicas en la guerra civil religiosa de Francia.
Por esta razón, su ejército contó con un amplio apoyo local y rápidamente ganaron la guerra contra la fuerza expedicionaria inglesa rival de la provincia.
Tras ganar la guerra, la intención de España fue mantener a Bretaña indefinidamente como base militar para poder intervenir en Francia o Inglaterra. No se sabe a ciencia cierta si el objetivo de ayudar a las fuerzas católicas era real, o fue tan solo un engaño para recibir el apoyo de los locales, ganar la guerra, y quedarse con la zona.
Además, el respaldo local de Bretaña a las fuerzas de Juan del Águila se evaporó y se convirtió en un gran problema para el ejército español.
El apoyo inadecuado de España, las disputas con sus propios oficiales y el aumento de la fuerza de los ejércitos reales francés e inglés socavaron aún más su posición militar. Esta mala época es debido al mal estado de Felipe II, uno de sus grandes apoyos, y que terminaría muriendo en 1598.
Sin la confianza de su propio ejército y con las relaciones internacionales y españolas en su peor momento, perdió una serie de fuertes y pueblos durante 1594. Aunque, debido a sus grandes conocimientos militares y el apoyo de algunos regimientos, logró resistir en circunstancias difíciles durante otros tres años.
Sin embargo, en el verano de 1597 sus hombres perdieron la paciencia por lo que se amotinaron y lo encarcelaron a él y a sus oficiales. Las malas formas, el trabajo duro, un sueldo muy bajo y la dura disciplina fueron los desencadenantes.
Finalmente, con el conflicto en su máximo apogeo y el ejército de Juan del Águila totalmente desmantelado, España llega a un acuerdo de paz con Francia y se retira de Bretaña en 1598.
En ese momento, fue liberado del encarcelamiento por su propio ejército. No obstante, tan solo dos años más tarde, en mayo de 1600 fue encarcelado acusado de nuevo. El delito por el que se le acusaba fue la administración corrupta y robo de las finanzas reales a las que tuvo acceso durante su estancia en Bretaña.
Liberación y preparación de una nueva expedición
En 1601, Juan del Águila fue liberado por la corte de Felipe III, con la condición de que dirigiera una expedición a Irlanda en apoyo de las fuerzas rebeldes.
Inicialmente, el gobierno español acordó con Juan Águila que debía desembarcar en Donegal para enlazar con los ejércitos de los principales líderes rebeldes Red Hugh O’Donnell y Hugh O’Neill, conde de Tyrone.
Sin embargo, no tardaron en aparecer los problemas y las discordancias. Mateo de Oviedo (el agente de O’Neill en España y arzobispo de Dublín), persuadió al consejo de guerra para ordenar desembarco en Munster en lugar de en Donegal.
Así, Juan del Águila no pudo continuar con la estrategia que había planeado y hacerlo a su manera. Además, de los 6.000 soldados prometidos, tan solo le fueron entregados 4.500 hombres aproximadamente.
Todo esto fue aumentando la tensión en su regimiento, sin siquiera haber empezado la misión. Finalmente, en medio de muchas disputas con su comandante naval Brochero, su flota zarpó de Lisboa el 24 de agosto.
Expedición en Irlanda
Los problemas y las malas relaciones previo al viaje no cesaron, por lo que en pleno viaje, celebraron un consejo de guerra para determinar su destino. Los superiores de Juan del Águila le dieron a elegir entre Cork y Kinsale.
Y de nuevo surgieron las discusiones. Mientras que Mateo de Oviedo estaba a favor de desembarcar en Cork, una gran ciudad con muchos recursos, Juan Águila quería ir a Kinsale al considerarla más fácil de capturar que la gran Cork.
De cualquier manera, y aún sin decidir, la flota española fue golpeada por una tormenta justo cuando se acercaba a la costa irlandesa el 17 de septiembre, separando a varios barcos.
Llegada a Kinsale
Juan del Águila finalmente llegó a Kinsale el 23 de septiembre, ocupando completamente la ciudad en tan solo unos días. La conquista fue sencilla ya que como el propio Águila vaticinó, nada más llegar y para evitar los problemas, la guardia real de Kinsale huyó.
Sin embargo, a petición de la armada española, cuatro barcos con unos 650 hombres y la mayoría de sus municiones y fósforos, fueron devueltos a la península.
En este momento, Juan del Águila entró en depresión cuando se dio cuenta de que había sido engañado al ser liberado de prisión. Y es que, cuando se propuso la invasión en 1600, Florence MacCarthy Reagh, un poderoso señor gaélico con sede en el oeste de Cork, había prometido ayudar a los españoles.
De hecho, la cercanía de Kinsale al territorio de MacCarthy Reagh fue lo que le dio la máxima confianza a Águila. Sin embargo, en el país existía una rebelión que no había sido informada a Juan. La rebelión se llevó a cabo, MacCarthy Reagh fue arrestado y los simpatizantes españoles acobardados y silenciados.
Como resultado, y contrariamente a lo esperado y prometido, los españoles prácticamente no recibieron apoyo local después de su desembarco.
La vida en Kinsale
A pesar de la situación, el gran Juan del águila decidió no rendirse. Así, privado de ayudas para conducir a su ejército a través de un territorio lleno de rebeldes y no dispuesto a hacerse a la mar por temor a nuevas tormentas, comenzó a fortificar Kinsale a la espera de la finalización de la revuelta.
Sin embargo, sus muros eran demasiado endebles y finos. Las colinas circundantes dominaban la ciudad y el ejército de Águila carecía de material suficiente para fortificar toda su frontera así como los fuertes periféricos de Castle Park y Rincorran.
Además, la pérdida de los barcos que transportaban sus municiones dejó inutilizable gran parte de su artillería.
Las consecuencias adversas de la mala inteligencia y la mala suerte se vieron agravadas por la mala planificación.
Primero, el consejo de guerra había ordenado que la flota regresara a España tan pronto como depositara a los soldados en Irlanda. De hecho, Juan del Águila no se había opuesto a esto, presumiblemente porque asumió que podría moverse hacia el interior de Irlanda.
Sin embargo, una vez llegado el asedio, necesitaba urgentemente mantener abiertas sus líneas marítimas. Otra teoría dice que Juan del Águila fue amenazado con más encarcelamientos o nuevos problemas con sus superiores. Por esta razón, decidió seguir las órdenes y permitir que los barcos partieran.
En segundo lugar, el gobierno había asumido que podía comprar caballos a los irlandeses locales para usarlos como caballería, pero los caballos irlandeses eran notablemente inferiores a los del resto de Europa y totalmente inadecuados para la batalla.
Y así, carente de caballería, apoyo naval y local, a miles de kilómetros de su fuente suministro militar y separado de sus aliados, se enfrentó con una posición estratégica desastrosa y débil.
Salida y huida de Kinsale
Los ataques irlandeses eran demasiado fuertes para las defensas y el ejército de Juan del Águila. Y así, temiendo por su vida, decidió rendirse, entregando de nuevo a Irlanda los castillos de Kinsale, Castlehaven, Dunboy, Donneshed y Donnelong en la gran batalla de Kinsale.
Llegada a España y muerte
Tras llegar a España, Juan del Águila se sentía en deuda con su ejército malherido, por lo que construyó y pagó un hospital de campaña en la ciudad para atender a los heridos.
Debido a sus actuaciones en Irlanda, fue arrestado en su casa de La Coruña. Las razones del arresto fueron la pérdida de reputación de España en la defensa de Kinsale. De hecho, se consideró que actuó contra la voluntad española al permanecer tanto tiempo defendiéndose contra un enemigo muy superior, provocando tantas bajas en su ejército.
Juan del Águila muere en agosto de 1603 y la causa exacta nunca salió a la luz. Varios de sus compañeros, como Emilio González, dejaron patente la tristeza y el agobio que sintió Juan del Águila en su arresto domiciliario. Además, Águila fue informado que debería enfrentarse a un nuevo consejo de guerra para explicar sus años en Irlanda. Por esta razón, nuestro protagonista se sintió sin vida, sin fuerzas, encerrado y de nuevo juzgado, tras toda una vida sirviendo al servicio militar.
De cualquier manera, en el momento de su muerte Juan del Águila tenía 62 años, una cifra muy alta para la esperanza de vida de la época.